El irlandés (2011, título original: The guard) es una película irlandesa escrita y dirigida por John Michael McDonagh que cuenta la historia de Gerry Boyle (Brendan Gleeson), un sargento de policía irlandés poco ortodoxo que se ve forzado a trabajar en un caso de contrabando internacional de drogas junto a Wendell Everett (Don Cheadle), un inflexible agente del FBI.
Que levante la mano quien haya visto una buddy film más divertida que esta. No es fácil encontrar hoy en día una comedia tan divertida como El irlandés, sobretodo si partimos de la base de que casi todas las comedias que llegan a las salas de cine en España vienen de Hollywood y están protagonizadas por Ben Stiller o Adam Sandler, o lo que es peor, por ambos.
El irlandés es el producto de una mezcla perfecta entre humor negro, humor absurdo y algunos toques de thriller policíaco. Además de estar aliñada con una banda sonora de lo más melódica (que nos recuerda al cine de Quentin Tarantino) y una fotografía muy colorida que nos muestra la belleza de los paisajes irlandeses. Sería pecado no mencionar los ácidos diálogos que se producen entre el Sargento Boyle y Wendell, que dan muestra de las diferencias culturales entre uno y otro, y que resultan desternillantes.
"Soy irlandés, el racismo es parte de mi cultura" - Sargento Boyle.
Si algo sobresale por encima de todo lo comentado en el párrafo anterior son los personajes, empezando por el Sargento Boyle, alrededor de quien gira la historia y fuente del corrosivo humor negro que envuelve a la película. Por otro lado está Wendell Everett, tan sobrio y ético como podemos imaginar a un agente del FBI. En el bando contrario encontramos a un trío de narcotraficantes que leen a los grandes filósofos y viven su trabajo como si fuera un trabajo normal, quejándose del estrés que produce. También están los extraños habitantes de Connemara, pueblo en el que se desarrolla el filme, entre los que destaca el pequeño Eugene, un niño que siempre aparece de la nada acompañado de su bicicleta rosa.
John Michael McDonagh, en esta su ópera prima, exprime todo el jugo que puede dar de sí una buddy film, sin la necesidad de llevar a cabo grandes innovaciones en el género y sin caer en los tópicos propios del mismo. Un ejercicio de apariencia sencilla pero de difícil consecución que nos invita a seguir de cerca a este director.
Nota: 8/10.
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